martes, 3 de febrero de 2015

Indicios para identificar si un niño padece mutismo y de qué tipo

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21/07/2014
El mutismo es un trastorno que afecta al habla de los niños. Cuanto más pequeños sean cuando se les detecte, más probabilidades hay de tratarlos con éxito. Existen varios tipos de mutismo.
El concepto de mutismo tiene su origen en el latín mutus, término que hace referencia a la mudez, es decir a la suspensión del habla por parte de un individuo.
Las personas que sufren de mutismo se mantienen en silencio ante determinadas situaciones; las causas de este silencio pueden ser varias y se activan de forma voluntaria o como consecuencia de una condición que escapa a su control.
En función de cuáles sean las competencias concretas afectadas del niño, el mutismo se puede clasificar en dos tipos. A la vez, cada uno de estos puede dividirse en dos subtipos.

1. Retraso en la aparición del lenguaje

Pueden observarse dos variantes:
  • Retraso puro del habla. Es el trastorno que afecta a un niño cuando presenta poca madurez en las habilidades motoras del habla (tartamudea, realiza alteraciones fonéticas, no pronuncia bien ciertas letras, etc.).
  • Retraso simple del lenguaje. Es un poco más amplio que el del punto anterior, ya que las confusiones del pequeño no sólo pueden ser tipo fonético, sino también semántico, morfológico, etc.

2. Mutismo adquirido.

En este tipo se incluyen dos subtipos diferenciados:
  • Mutismo total. Cuando el niño padece una desaparición total del lenguaje hablado. Puede ser progresiva o repentina. Se trata sin duda del tipo más grave de mutismo, y puede estar relacionado con trastornos psiquiátricos, como por ejemplo depresión.
  • Mutismo selectivo o electivo. El habla del pequeño queda inhibida completamente, pero sólo en determinadas situaciones sociales, como por ejemplo la escuela. El niño sigue teniendo una total comprensión del lenguaje. Muchos de estos casos se dan, por ejemplo, ante ciertos maestros o ante desconocidos.
Uno de los problemas importantes que puede conllevar el mutismo es la timidez excesiva, y finalmente, el aislamiento social.
Es importante, por lo tanto, tratarlo con la ayuda de un especialista si observamos que empiezan a darse este tipo de situaciones. Otras complicaciones que pueden aparecer son el fracaso escolar o la incomprensión por parte de compañeros.

¿Cómo detectar si tu hijo padece mutismo?

Síntomas de este trastorno son la timidez excesiva, el aislamiento social, el retraimiento, el rechazo escolar, que le notes algún rasgo compulsivo, temperamento inestable, encopresis (se hace sus necesidades encima), enuresis (mojan la cama) y conductas de negativismo.
Es por estos motivos que se puede complicar y traducirse en fracaso escolar o en que tu hijo sea víctima de sus compañeros
Además, pueden presentarse otros síntomas como:
  • Dislalias: dificultad para pronunciar algunos fonemas, ya sea por ausencia o alteración de algunos sonidos. 
  • Disglosias: trastorno de la articulación de los fonemas debido a deformaciones anatómicas.
  • Rinolalias: omisión de algunos sonidos vinculada a un timbre nasal de la voz.

Factores que predisponen al mutismo

Aunque no hay una sola causa concreta de mutismo, se conocen algunos factores que predisponen a él:
  • La familia sobreprotege al pequeño, o se preocupa en exceso por él.
  • Recibe poca estimulación para desarrollar el habla.
  • El niño ha vivido problemas familiares en el hogar.
  • El pequeño tiene que asumir una situación de bilingüismo sin toda la integración necesaria.
  • Algún trastorno parcial del habla puede conducir al niño a ser mudo.
  • El pequeño padece un retraso en el desarrollo, o ha sufrido algún trauma.
  • La llegada a la escuela, u otras situaciones que le provoquen ansiedad.
  • La hospitalización
La mayoría de los niños que padecen mutismo es de los tipos adquirido y selectivo.  En general, y siempre que el niño sea aún pequeño y no haya pasado mucho tiempo desde que se inició el trastorno, el pronóstico es favorable.
No obstante, la desmutización (como se le conoce al tratamiento) es laboriosa y requiere la colaboración de todos: especialista, padres, maestros y compañeros, pues poco a poco deberá ir interactuando con todos ellos.
Se considerará que la desmutización se ha llevado a cabo con éxito cuando el niño interactúe espontáneamente con su entorno y responda con naturalidad a las preguntas que se le formulen, en una voz elevada y clara.

Factores que diferencian el mutismo de otros trastornos

Cabe añadir que en el mutismo la alteración más grave es la ausencia del habla. En cambio, debe diferenciarse de otros trastornos en los que también se presentan dificultades para hablar.
El retraso mental grave, la disfasia (dificultad para hablar y entender el discurso hablado) o el trastorno profundo del desarrollo son algunos ejemplos. También la depresión, el negativismo, la fobia social y el trastorno por evitación en la infancia o adolescencia. 
Acceso al documento original:
Martín Gómez, A. El mutismo. FAMIPED. Familias, Pediatras y Adolescentes en la Red Volumen 7. Nº1. 2014.
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